La exposición Edward Hopper (1882 – 1967) que podemos ver este verano en Madrid permite reflexionar sobre una mirada del mundo después de la época de las vanguardias históricas.
Hopper viaja al Paris de 1906 para completar su formación como pintor, un año antes de que Picasso presente las demoiselles d´Avignon, pero aunque parecen interesarle Cézanne y Courbet, su pintura es una defensa del realismo pictórico que bebe de la pintura holandesa del siglo XVII y de los impresionistas, ignorando a las vanguardias, al igual que la pintura de Balthus hundió sus raíces en la pintura del quattrocento italiano. Ambos niegan las vanguardias y buscan continuidad de la pintura en el siglo XX anclándose en la tradición y no contra ella.
Sin embargo la influencia de sus pinturas en la fotografía es incuestionable. En el 2009 la exposición Edward Hopper & Company en la Fraenkel Gallery de San Francisco puso en evidencia la gran influencia ejercida por su pintura en los fotógrafos americanos desde 1936 hasta 1974 : Robert Adams, Diane Arbus, Harry Callaham, Lee Friedlander, Robert Frank, o los más recientes William Eggleston y Stephan Shore, así como la mirada coincidente con Walker Evans (1903 – 1975). A estas ocho importantes firmas dentro de la fotografía podemos seguir sumando autores como Philip-Lorca DiCiorcia o Gregory Grewdson.
Y no sólo dentro de los autores americanos sino también en nuestro país jovenes fotógrafos como Juan Carlos Martinez del que acabamos de ver en la galería Fernando Padilla Reality Show o María Zarazúa con su proyecto a proposito de Eri podrían inscribirse en esta misma corriente.
María Zarazúa
Juan Carlos Martínez
La exposición se complementa con el simposio 'Hopper, el cine y la vida moderna', dirigido por Tomas Llorens, ya que sucede lo mismo con la enorme influencia ejercida en el cine americano, sobre Robert Altman, Alfred Hitchcock, David Lynch, Sergio Leone o entre los cineastas europeos como Win Wenders.
Explicar las enormes influencias que la pintura de Hopper tiene en la fotografía y en el cine, es intentar comprender que aún siendo construcciones mentales, Hopper ya pintaba a través de un ojo que mira fotográficamente, configurada ya como mirada dominante a partir del siglo XX.
Edward Hopper. Oficina de noche (1940)
Esta obra -Oficina de noche- fusiona la mirada de Degas, La lonja de algodón, con lo entrevisto en los viajes nocturnos del artista.
El artista conceptual Victor Burgin, que trabaja analizando el lenguaje de la fotografía y del cine desde la semiótica, utiliza este cuadro de Hopper, Oficina de noche, para seguir desarrollando la historia que este dejo en suspenso, aislada, sin principio, ni fin, desmontando ese misterio y soledad al que se hace referencia al hablar de lo cuadros de este pintor, que piensa y ve como un fotógrafo del siglo XX. Sus personajes no estan tan aislados en el espacio, es que tienen ausencia de tiempo, en una pintura despojada de su componente narrativo.
Victor Burgin. Oficina de noche
ARTICULO EXTRAIDO DE: http://antevuestrosojos.blogspot.com.es/2012/07/que-tiene-hopper-que-gusta-tanto-los.html#!/2012/07/que-tiene-hopper-que-gusta-tanto-los.html
3 comentarios:
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Hopper es un crack, me encanta. Me paso horas buscando fotografías de sus cuadros
Las fotografías son una forma maravillosa de decorar el hogar, ya que capturan momentos especiales y añaden un toque personal a cualquier espacio. Son una ventana a nuestros recuerdos y una forma de expresión artística.
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